La escritura versificada.
La expresión escrita asume por lo general la forma de lo que se denomina prosa; en la cual se construyen las oraciones mediante la sucesión de términos que corresponden gramaticalmente al sujeto o agente ejecutor de la acción expresada por un verbo; lo cual se acompaña con otros elementos idiomáticos tales como los adjetivos que califican caracteres pertenecientes sea al sujeto o a otros sustantivos utilizados, los adverbios que califican el verbo, y con los complementos de diverso tipo que expresan diversas calificantes de la acción, y otras circunstancias, de lugar, de tiempo, etc.
La escritura en prosa tiene una finalidad esencialmente comunicativa, por lo cual, en ella interesa fundamentalmente la precisión de los conceptos, las ideas, los contenidos que se trata de comunicar mediante el empleo correcto de los diversos elementos componentes del idioma.
En algunos casos, al objetivo esencialmente comunicativo de la expresión escrita, se agregan otros; tal como ocurre en las obras literarias que persiguen una finalidad estética o tienen un objetivo, en el conjunto de la obra. que excede al mero contenido expresivo de los términos idiomáticos y procura crear un objeto de arte, transmitir al lector determinadas emociones, o que cultivan el instrumento del idioma en forma especialmente cuidadosa, sea para efectuar descripciones que evocan objetos gráficos en forma muy precisa, sea para obtener un efecto acústico, de sonoridad, ritmo o similares, en el recitado del texto.
En principio, la expresión escrita se destina a su lectura; pero en ciertos casos, la escritura es realizada con el propósito de expresarla oralmente. Un texto escrito con la finalidad de exponer un tema de una manera ordenada, como puede ser un artículo explicativo - por ejemplo éste mismo ante el cual estamos ahora - o un relato, asume necesariamente algunos caracteres que son inherentes a la expresión idiomática, presenta un cierto ritmo, ciertas expresiones adquieren mayor énfasis. Las formalidades gramaticales que rigen la expresión, incorporan necesariamente esos factores; sea por el uso de las reglas de puntuación, los tiempos verbales y otros elementos similares.
No es difícil advertir que un uso más atento y cuidadoso de esos elementos, puede contribuir a que el contenido que se desea comunicar mediante lo que suele llamarse "el discurso", resulte más atractivo o más convincente a sus destinatarios, por los efectos estéticos o emocionales del ritmo, del énfasis y eventualmente, del hallazgo de formas en cierto modo novedosas de emplear las palabras. Asimismo, el cuidado y la habilidad para desarrollar una expresión escrita, habitualmente en prosa, puede convertirse en un valor apreciable en sí mismo; lo cual constituye uno de los elementos de la obra literaria.
Un "discurso" de esa índole, escrito deliberadamente para ser leído de viva voz - recitado - y de tal modo permitir que esos factores estéticos adquieran un sentido sonoro, puede obtener, al ser leído - o "ejecutado" como se ejecuta un instrumento musical - un resultado muy superior al que produciria su mera distribución para ser leído individualmente y en silencio, por cada destinatario.
La oratoria, como expresión idiomática en prosa - a veces escrita previamente para ser leída de viva voz y también mediante el discurso improvisado - busca lograr en quienes reciban la comunicación un efecto emocional o intelectual, de aprobación, de coincidencia con los conceptos propuestos por el orador, de admiración por la capacidad expresiva que evidencia; y que por cierto no se agota en su mera elocución sino que se integra ampliamente con su gesticulación. La oratoria es, de hecho, una forma de comunicación estructuralmente colectiva; en cuanto el "discurso oral", en este caso, se destina expresamente a un auditorio, sea una asamblea parlamentaria, un público predispuesto e interesado, u otros agrupamientos de personas.
Obviamente, esta forma de comunicación, suscita la importante cuestión de en qué medida, el orador que expone un contenido procurando obtener en su público un convencimiento acerca de su mensaje, procura mediante estos instrumentos meramente formales y emocionales, sobrepasar lo que debiera ser el grado de convencimiento exclusivamente fundado en el análisis sereno, desapasionado y estrictamente racional de sus argumentos.
La expresión escrita versificada es un formato de expresión idiomática en que se incorporan diversos elementos esencialmente formales, para obtener efectos acrecentados al potencial comunicativo de su contenido; esencialmente como resultado del efecto rítmico, pero también por el empleo de otros instrumentos que generalmente convocan emociones de diverso tipo. Esos elementos de forma - o de contenido incorporado a la forma siempre presente en la expresión versificada - tienden a suscitar en el contenido mismo de lo que se comunica, y en la persona de su receptor, diversos efectos adicionales; sea de carácter netamente estético, sea una demostración de ingenio en la forma de expresarse, sea un manejo de los tiempos, los ritmos y la sonoridad del lenguaje que, además de un efecto artístico propio, a menudo permite adscribir el lenguaje a una expresión musical, mediante el canto.
Los elementos de forma inherentes a la escritura o la expresión idiomática versificada, que le dan sus caracteres propios, responden a diversas reglas o normas; lo cual, por lo general, exige que la expresión versificada sea cuidadosamente creada y elaborada, para ajustarla al formato que el autor considere el más adecuado a su objetivo. Resulta obvio, además, que la expresión versificada, por añadidura al respeto de las reglas formales propias de la versificación escogida, debe mantenerse adecuada a las reglas idiomáticas generales, tanto gramaticales como semánticas, que permitan cumplir el objetivo sustancial de comunicar eficazmente un determinado contenido; para lo cual debe armonizar todos esos factores. No obstante, es admitido que en casos muy limitados, a efectos de conformarse a alguna regla de la expresión versificada, se alteren de modo no muy importante algunas reglas gramaticales; lo cual es generalmente designado como licencia poética.
No resulta posible establecer con precisión el origen de la diferenciación entre la expresión en prosa y la expresión en verso o versificada; que, por otra parte, existe en todos los idiomas conocidos.
No obstante, resulta bastante obvio suponer que la estructuración en forma versificada ha de haberse originado en forma concomitante con el desarrollo de algunas formas de musicalidad y canto; ya que, en definitiva, existe una importante asociación entre las reglas de la expresión versificada que fueron consolidándose a lo largo de los tiempos, y los caracteres de ritmo y melodía de las expresiones musicales. Existe también una evidente analogía entre por lo menos algunas formas de expresión versificada y expresiones de uso en las ritualidades religiosas. Un indicio claro de ello, lo constituye la circunstancia de que la denominación de las notas musicales se encuentre asociada al texto de un cántico religioso en latín.
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