Obra literaria
A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni la religión ni el amor, pese a algunas aventuras juveniles, ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía. Parece que le domina el sentimiento de la belleza; pues el amor y la naturaleza, asuntos de los que trató con perfecto dominio, más que sentimientos, aparecen en él como meros pretextos para la creación poética.
Mencionado a veces como el Homero español, representa la forma más elaborada de la elegancia de la poesía barroca culterana; al punto de que ha pasado a designarse como gongorismo el estilo poético caracterizado por el retorcimiento de las frases, mediante el uso de la hipérbole y del hipérbaton, de ablativos absolutos, de la profusión de metáforas e imágenes, y del abuso de latinismos y frecuentes alusiones mitológicas.
La obra de Góngora, sin embargo, se hizo conocida en su tiempo principalmente por copias manuscritas, o por ser tomadas como letra por algunos cantantes de canciones. Recién fue publicada en imprenta, aunque de manera incompleta, en 1627, a partir de un manuscito ofrecido al Duque de Olivares, en la que las obras aparecen fechadas y anotadas.
Suelen distinguirse en su obra los llamados pequeños poemas de los poemas mayores. Los primeros son más de 200 poemas de estructura variada, que comprenden romances y un importante número de canciones que incluyen diversas formas de la época, llamadas silvas, liras, etc.
Góngora escribió casi 200 sonetos, recogiendo la forma tradicional del soneto toscano cultivado por el Petrarca, varios de los cuales son considerados integrantes de lo más bello de la poesía en lengua española.
Entre ellos, se mencionan en forma destacada Fábula de Polifemo y Galatea, Las soledades, y especialmente el Pagenírico al Duque de Lerma, de 1617. Este último está escrito en octavas reales, con un empleo tan intenso del hipérbaton que resulta poco menos que imposible alcanzar una comprensión de su contenido.
En la Fábula de Polifemo y Galatea, también escrito en octavas reales, se inspiró en La Odisea y en Las metamorfosis del poeta romano Ovidio. En Las soledades realizó un intento desmesurado en el orden formal, con una trabajada asociación de endecasílabos y heptasílabos, en un canto a la Naturaleza pleno de descripciones exuberantes y metafóricas.
Otra de sus poesías, que relata la amargura y la muerte de una viuda, está dividida en estrofas de ocho versos cada una, con versos de cinco o seis sílabas. Es un poema abundante en anáforas y repeticiones, insertando permanente dos cortos versos de rima consonante: Dejadme llorar / orillas del mar
La obra de Góngora ejerció una importante influencia en las letras españolas, que ha llegado incluso hasta nuestros días. Entre sus afines más próximos a su tiempo, procede mencionar a Juan de Tassis Peralta, Conde de Villamediana, (1582 - 1622) autor de una Fábula de Faetón, Pedro Soto de Rojas, y a la mejicana Son Juana Inés de la Cruz (1651 - 1695) de nombre laico Juana Inés de Asbaje y Ramírez, a la que se llegó a llamar en España la décima musa.
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